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Es lo que ha pasado con los atriles o púlpitos del altar mayor que se desplazaron hacia las naves laterales en la reforma de hace cuarenta y cinco años dejando de servir y quedando como elementos decorativos. El pasado domingo (domingo Gaudete) pudimos observar que se han vuelto a colocar en su sitio recuperando también su uso para la liturgia.
Con esta recuperación que ha puesto en marcha el párroco José Antonio Jiménez Cabello, los "pulpitillos" del altar mayor se sitúan donde fueron colocados en torno al año 1742 cuando Salvador Carrasco, Juan Martín de la O y José de Córdoba acometieron su hechura, realizándose en forja con unas águilas doradas que decoran los atriles de la Epístola y del Evangelio. También se han recuperado antiguas atrileras y paño frontal del altar, en tonos rosados, que pudieron verse en la celebración dominical de este pasado 17 de diciembre, III domingo de Adviento. Junto a ellos, en el altar principal se vieron también para la jornada festiva los candeleros y cruz de Damián de Castro.
Esta recuperación se une a la de la capilla del Santísimo - que vuelve a tener las imágenes que formaron parte del retablo y que estaban guardadas en el tesoro parroquial - por la que el sagrario de la Asunción tiene de nuevo el uso para el que fue concebido: albergar la reserva permanente de Jesús Sacramentado.
Además se han colocado una serie de lienzos en la nave de las desaparecidas capillas, entre los que destacan uno de los más antiguos de la Virgen de la Sierra, los de los cuatro mártires mozárabes egabrenses y las imágenes de San José y el Sagrado Corazón.
Hay previstas algunas otras mejoras de las que iremos informando a medida que se produzcan, entre las que están la posibilidad de ver los enseres litúrgicos que antes estaban en el "tesoro" y que pasarán a la sacristía baja para facilitar su visita, puesto que como ha informado el nuevo párroco, la parroquia estará abierta a diario por las mañanas.
Todos estos elementos que forman parte del patrimonio de la parroquia de la Asunción y Ángeles fueron retirados tras la reforma que sufrió el templo entre los años 1970 y 1973, cuando se suprimieron también las capillas de Poniente o las rejas del presbiterio, entre otras modificaciones con respecto a su distribución original.
El templo parroquial de la Asunción, que según la tradición surge tras la consagración de la antigua mezquita de Cabra y cuyas primeras referencias testimoniales nos llevan a los primeros años del siglo XV, está catalogado como Bien de Interés Cultural y antiguo monumento nacional.
Desde La Opinión felicitamos al nuevo párroco por estas iniciativas encaminadas a devolver al templo su aspecto primigenio y rescatando del olvido algunos de los elementos más singulares de su planteamiento iconográfico y litúrgico.
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