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Un 2 de febrero que, a diferencia de otros años, se ha presentado soleado y cálido, llenando de luz el entorno natural del Picacho de la Sierra de Cabra, uno de los enclaves emblemáticos no solo por la devoción a nuestra Patrona y su histórico santuario, sino por tratarse de un paraje de especial significación natural y geológica.
La procesión con el Niño Jesús bajo palio, llevado por el rector, José Antonio Jiménez Cabello, iba precedida de largas filas de personas alumbrando con velas y romero. Cuando estaba saliendo del templo de la Divina Serrana la imagen de su Hijo, ya empezaba a llegar a la espadaña del Santuario el inicio de la procesión. Las típicas ofrendas fueron llevadas por niños y niñas que, fieles a la tradición, no faltan a esta cita en la que los pichones iban vestidos con el traje típico del baile de las Mudanzas de Cabra.
Tras la celebración eucarística y el besamano del Niño Jesús, en la que numerosos fieles y devotos han llenado el templo, la jornada ha permitido disfrutar en la Sierra en una día lleno de emociones y recuerdos de tan singular peregrinación y fiesta, que abre un nuevo año romero en torno a la antíquisima imagen de la "Palomita de la Cueva".
En el transcurso de la romería ha sido ofrecido un bello traje para el Niño Jesús, obra del taller de bordado de la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza de Cabra.
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