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Ha sido en la tarde del viernes 18 de junio cuando el titular de la diócesis ha subido a la ermita del Calvario, un edificio de principios del siglo XVII, cargado de una tradición que lo relaciona con las manifestaciones de religiosidad popular que surgieron con la creación de la cofradía del Calvario en 1587 que, junto a la del Nazareno, tenían en el Calvario uno de los epicentros de las celebraciones del Viernes Santo egabrense.
El obispo estuvo acompañado por el alcalde de la ciudad, Fernando Priego, así como el hermano mayor de la cofradía del Calvario, el párroco de los Remedios y Santo Domingo, hermanitas de los Ancianos de Santa Teresa Jornet, el arquitecto de la diócesis - en su primera intervención como tal -, el constructor que ha realizado la obra y los numerosos fieles que asistieron al acto, así como al coro parroquial que intervino en los cantos de la misa.
Tras la subida a pie a la ermita, como tradicionalmente se ha realizado desde sus orígenes para acceder a la cima del monte Calvario, el obispo era informado por el párroco de las obras realizadas. A continuación, desde la puerta de la ermita, que conserva el dintel enladrillado y la placa de 1619 de su reconstrucción por el hermano mayor de la Cofradía del Calvario, Felix Benito Ruiz de Vargas, el obispo saludaba al alcalde y procedía a la bendición de la obra realizada. En sus palabras recordaba que "en este lugar, desde hace siglos, nuestros antepasados han dado culto a Dios y al Santísimo Cristo del Calvario". En sus palabras iniciales, monseñor Fernández se refería a la tradición tan antigua de subir al Calvario que tantas generaciones de egabrenses han mantenido y "que ahora podrán seguir haciendo en una sencilla peregrinación que nos muestra como muchos desde niños han subido, y no tenían dificultad pero según va pasando el tiempo era un lugar y una prueba para ver cómo estaba uno después de un constipado y no digo después de una pandemia y tantas circunstancias por las que habéis subido aquí tantas veces".
El obispo añadía "hemos venido aquí con alegría para inaugurar con la bendición divina esta ermita restaurada" gracias a la cofradía, al interés del párroco y a la "buena colaboración, notabilísima, del Ayuntamiento" y procedía a la aspersión del edificio, tan significativo e histórico, un lugar sagrado restaurado al que "hemos subido y en el que vamos a hacer presente el Calvario en la eucaristía". Posteriormente, en la homilía, el obispo señalaba que la restauración de la ermita del Calvario "nos recuerda que tenemos que restaurar nuestra vida" y que como han hecho tantos antepasados desde que se fundó la cofradía del Calvario y su ermita "subimos al Calvario acompañando a Cristo y no solo en el momento de la cruz o del sepulcro sino en la espera de la Resurrección". En sus palabras mons. Demetrio Fernández recordaba que "no puede entenderse el Calvario sin María, que estuvo junto al Señor" y puso énfasis en recordar que "ese tesoro de tener siempre presente a la Virgen, los egabrenses lo lleváis en el alma y en Cabra bien lo sabéis con la Virgen de la Sierra".
Al finalizar la misa, el párroco, Francisco Delgado, daba las gracias a todas las personas que estaban presentes en ese momento histórico para la ciudad al recuperar el Calvario. También al alcalde por la colaboración para poder conseguir este anhelo, a la cofradía del Calvario por impulsar la iniciativa y para que siga trabajando para poder recuperar la ermita y el Vía Crucis, al arquitecto y al constructor de la obra. El párroco de los Remedios decía que "el Calvario está ya recuperado y la cofradía podrá usarlo y compartirlo con todo el pueblo de Cabra", y terminaba agradeciendo al obispo su presencia y su visita "a su ciudad de Cabra con la que muestra su cercanía y mucho cariño que tiene a todos los egabrenses".
OBRAS
Las obras de reforma del Calvario han consistido, principalmente, en el picado de todos los paramentos tanto interiores como exteriores y su enfoscado con mortero de cal, la impermeabilización de las cubiertas y recolocación de las tejas, así como la construcción de una nueva espadaña. Asimismo, se ha puesto en funcionamiento la campana, se ha colorado una cruz de acero reproducción de la que existe en la urna original del Santo Entierro que custodiaba al Cristo del Calvario y se ha recuperado la portada principal, así como una nueva puerta de entrada de madera ya que la antigua se encontraba en mal estado.
Entre otras intervenciones, no sólo se ha recuperado un hueco de ventana en la sacristía, sino que en el exterior se han respetado las piedras de la entrada a la Ermita y se ha delimitado mediante una barandilla muy sutil un cambio de alturas entre la terraza de entrada a la Ermita y el resto de monte con el fin de minimizar el riesgo de posibles caídas.
La intervención ha tenido un coste total de 35.241 euros, de los cuales 34.000 ha costeado el Ayuntamiento de la Cabra.
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