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De las "Tribus de Israel" a la hermandad de la Pollinita de Cabra
05.07.20 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
 Este domingo XIV del tiempo ordinario, hay una lectura del profeta Zacarías en la que nos adelanta la escena de la Entrada en Jerusalen: "Mira que viene tu rey,
justo y triunfador, pobre y montado en un borrico, en un pollino de asna". La Hermandad de la Entrada en Jerusalén de Cabra es conocida como la de "La Pollinita", en alusión a este pasaje y a la iconografía tradicional del mismo.
Esta perícopa del Antiguo Testamento tiene una influencia directa en las escenas de la Pasión de los cuatro Evangelios, directa en Mateo (Mt. 21,5) y Juan (Jn. 12,15) y con alusiones tanto en Marcos y Lucas como en el resto de la literatura del Nuevo Testamento (Apocalipsis, cartas de san Pablo y otras). Y nos ofrece una perspectiva profética del anuncio de la venida de un rey sobre Israel "victorioso y salvador, pero humilde, que destaca por su mansedumbre y actuación pacífica como características personales" como señala P.C. Mateos en un artículo publicado en la revista Estudio Agustiniano.
Esta influencia veterotestamentaria es decisiva para la conformación del relato de la Entrada en Jerusalen y nos sirve para comprender la denominación popular que recibe la cofradía egabrense de "La Pollinita". En el texto de Zacarías (siglos VI-V a.C) surge esta denominación que tan familiar nos resulta y que la tradición bíblica y de la Iglesia ha mantenido a lo largo de los tiempos.
Aunque Justino en su Diálogo con Trifón ya había tratado este tema de la Entrada en Jerusalén en el siglo II d. C., la primera noticia de la iconografía de este pasaje y su celebración la encontramos en los diarios del viaje de la virgen gallega Egeria a Tierra Santa. Una crónica de los años 381-384 de nuestra era que hace una referencia expresa a la celebración de los oficios en Semana Santa en los Santos Lugares. Describe cómo tiene lugar la representación y destacan en el texto de Egeria (Itinerario 31, 2-4) algunas notas esenciales que van a configurar el desarrollo del procesión de las Palmas abriendo el Domingo de Ramos y el inicio de la Semana Santa: una procesión en la calle, la presencia de niños "con palmas y ramos de olivo", la asistencia del obispo montado en asna o pollino, lo mismo que lo hizo Jesús y el pueblo delante entonando himnos y cantos en los que se repite "Bendito el que viene en nombre del Señor". Estamos pues ante el documento más antiguo de la representación litúrgica del texto de Zacarías - del siglo V antes de Cristo -, que se desarrolla en Jerusalén casi ocho siglos después. San Isidoro de Sevilla habla de esta solemnidad en la Iglesia occidental desde el año VII y un poco antes, lo era ya en la Iglesia oriental.
Desde las primeras representaciones que tenemos de esta escena o misterio de la Entrada en Jerusalén se mantiene el mismo esquema iconográfico de los textos bíblicos y patrísticos: Cristo a lomos de un asno (o una asna con su pollino), el pueblo aclamando, el acompañamiento del Apostolado, incluso la palmera de fondo. Todo responde a un mismo relato simbólico y lo más significativo es que no sólo se reproduce igual en la tradición litúrgica y en la celebración, sino en el Arte. Y pasa lo mismo con las cofradías puesto que la tradición es la misma que podemos ver en la actualidad.
Así ocurre con la Hermanad de la Pollinita de Cabra, que tuvo sus orígenes en una primitiva cofradía de las Tribus de Israel como señala Lourdes Pérez hablando de las referencias a una hermandad que se estableció en el desaparecido Convento de las Dominicas de San Martín, de Cabra, junto al Nazareno. Tribus de Israel que también tienen su origen en el Salmo 121 (122) o como el resto de la escena en los comentarios de San Juan Cristóstomo en el siglo V d.C.
Una cofradía cuyas imágenes titulares son de las más antiguas de toda Andalucía. E incluso la propia hermandad puesto que ya la tenemos documentada a principios del siglo XVII y con toda seguridad en 1764. Entre las más antiguas imágenes de este paso en España que se conservan tenemos las de Valladolid (S. XVI), a las que siguen las de Sevilla (hacia 1700), Lucena (1769) y Cabra (hacia 1790). Lo que añade especial singularidad a la que ya tiene de por sí nuestra Cofradía de la Pollinita de Cabra cuyo grupo escultórico ha sido enriquecido en los últimos años con las imágenes de J.M. Montaño (Santiago, Zaqueo y resto de personajes secundarios) junto a las del Señor (anónimo granadino del siglo XVII que fue restaurado por Salvador Guzmán Moral), los apóstoles Pedro y Juan, el asna y la pollinita (que da nombre a la cofradía) que son obra de Luis Tibao y Lara lo mismo que las de la Pollinita del Carmen de Lucena, de 1769. La de Málaga estuvo atribuida a una hija de Pedro de Mena hacia 1764 pero desapareció en la Guerra Civil.
Todas las imágenes de buena parte de las cofradías de la Entrada en Jerusalén de Andalucía son muy posteriores. Granada en 1917 (Espinosa Cuadros), Almeria de 1929 perdida en la guerra y la actual de 1996 (Miguel Bejarano), Málaga en 1943 (Martínez Cerrillo), Hueva de 1946 (León Ortega), Córdoba de 1963 (Martínez Cerrillo); Cádiz de 1994 (Laínez Capote), Jerez de 1950 (Tomás Chaveli), Écija de 1974 (Álvarez Duarte), Jaén tuvo la primera en 1950, una segunda en 1961 y las actuales de 2002 (Dubé de Luque). Miñarro ha realizado las de Lebrija en 1989, Aracena en 1991, San Fernando en 1994-96. Y José Antonio Cabello la de Alcalá la Real en 2006. Además de las numerosas representaciones que fueron realizadas en serie en Olot, entre ellas las de Antequera, Priego de Córdoba, Puente Genil, Baena u Osuna.
Las imágenes del paso de la Entrada en Jerusalén de la hermandad egabrense, desde las primeras referencias a su veneración en el Convento de San Martín, pasaron también por la Iglesia del Cerro o la Ermita de la Aurora, para terminar a principios del siglo XX ubicándose en el domicilio particular de Filomena García-Valdecasas Serrano en su domicilio de la calle Álamos, hasta su muerte en 1931. Dispuso en su testamento que pasaría a tenerlas Ángela de la Rosa Serrano, mientras viviera, y luego serían depositadas en el Monasterio de Nuestra Señora de las Angustias de las RRMM Agustinas Recoletas, donde el Señor recibe culto en su iglesia y desde donde realiza su procesión cada Domingo de Ramos.
Por tanto hoy queremos destacar que tenemos en Cabra una cofradía cuyas señas de identidad conforman la tradición más clásica de esta escena en la Pasión del Señor que nos recuerda la primera lectura de este domingo. La escena hunde sus raíces en la tradición bíblica y litúrgica de la Iglesia Católica y también en la Bizantina. A ello se une su antigüedad como otra de las características que la hacen singular en el conjunto de la Semana Santa de España y no digamos los vínculos emocionales que tiene con el Barrio de San Agustín, el Cerro o la Placeta.
Su cofradía, llena de vitalidad y dinamismo ha ido engrandeciendo una hermandad que supone tanto no sólo para sus hermanos sino para tantas personas de todas las generaciones que vemos en la Pollinita ese despertar cofrade de cada Domingo de Ramos que con júbilo y desde la más antigua tradición cristiana, anuncia el inicio de una nueva Semana Santa.
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