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Desde los primeros siglos del cristianismo se invoca el nombre de Jesús aunque su fiesta litúrgica comienza como tal a partir de 1530 cuando el papa Clemente VII concedió a los franciscanos poder celebrarlo con oficio propio.
Sería en 1721 cuando otro papa, Inocencio VI, señala el segundo domingo después de Epifanía como fiesta del Nombre de Jesús. De nuevo Pio X la trasladó al primer domingo de enero salvo que coincidiera con la Epifanía y finalmente se ha fijado en el 3 de enero la celebración que tiene su origen en el evangelio que nos recuerda que María y José "al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel de su concepción" (Lc 2, 16-21).
El nombre de Jesús, que significa "Yahvé salva", era un nombre común en el judaísmo del sigloI. Con todo, este nombre cobrará su verdadero sentido en la figura concreta de Jesús de Nazaret, por cuanto él es verdaderamente la fuerza salvadora de Dios. Tan es así, que el nombre del Hijo de María será impuesto desde lo alto: "mira, concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús" (Lc 1,31).
En cuanto a la propagación de la devoción del Dulce Nombre de Jesús, debemos señalar que fueron las órdenes religiosas -en primer lugar franciscanos y dominicos y, posteriormente, los jesuitas- los que se encargaron de difundirla entre el pueblo cristiano. Es verdaderamente conmovedor pensar que la sola invocación del nombre de Jesús -cuyo monograma es IHS, Iesus Hominum Salvator ,Jesús salvador de los hombres- ha proporcionado consuelo a un sinnúmero de seres humanos, sin distinción de ningún tipo.
En cuanto a su implantación devocional juegan también un papel importante las cofradías del Dulcenombre de Jesús, que en muchos casos están vinculadas a la figura de Jesús Nazareno y también a la de Jesús Niño.
En Cabra tenemos noticias de la Cofradía del Dulcenombre de Jesús desde el siglo XVI ya que se encuentra visitada por el obispo desde el año 1580. Estaba erigida en el convento de Santo Domingo y consta también en el archivo parroquial de la Asunción la existencia de una bula de su santidad "para que las mujeres, con el fin de ganar la indulgencias, pudieran entrar en el claustro del convento de santo Domingo acompañando la procesión". Por tanto habría una procesión del Dulcenombre en el interior del antiguo convento dominico cuya imagen titular podría ser la de un Niño Jesús.
Según los datos que tenemos, la última referencia a la cofradía del Dulcenombre de los dominicos serían las cuentas de 1790, que son las últimas presentadas.
Sería ya en el siglo XX cuando la hermandad de la Misericordia incorpora como imagen titular cristífera la de Jesús con la cruz a cuestas con el título de Dulcenombre de Jesús Nazareno, que en la actualidad no procesiona en Semana Santa aunque si lo hace en Vía Crucis cuaresmal y también lo hizo en la Magna Jubilar y en una procesión extraordinaria junto a la Virgen de la Misericordia.
El monograma IHS suele incluirse también en casi todos los emblemas y escudos de las cofradías representando así la devoción al Nombre de Jesús que ya en el siglo XI comenzó a partir del poema de 50 estrofas "Iubilus de nomine Iesu", escrito por San Bernardo de Claraval y que se incluyeron en los antiguos himnos de la fiesta. Es difícil encontrar un himno cristiano de contenidos más bellos. Emociona especialmente cuando afirma que ni las palabras escritas ni las habladas son capaces de explicar lo que es el amor de Jesús, porque sólo la experiencia permite comprender lo que significa. Estas palabras son una verdadera confesión autobiográfica, que nos muestran que el himno fue escrito por un místico, por una persona que experimentó personalmente el encuentro con Cristo y que intentó transmitir su vivencia a través del poema, algunas de cuyas estrofas pueden escucharse en el video que adjuntamos.