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Una túnica de Jesús Nazareno de mediados del siglo XVII
09.03.19 - Escrito por: Antonio Moreno Hurtado
 En nuestra Historia de la cofradía de Jesús Nazareno incluíamos un artículo sobre las túnicas conocidas de esta imagen.
Decíamos entonces que, en cierto documento del Archivo Histórico Provincial de Córdoba, se hace referencia a una nueva túnica de felpa morada que se le había hecho al Nazareno para la procesión del Viernes Santo de 1690. El día 27 de marzo de ese año, ante el escribano público y notario apostólico Juan Cobo Sabariego, doña Thomasa de Luque Palomo y Trujillo funda una Memoria y Vinculo en atención a los deseos expresados por su difunto marido, don Pedro de Luque Roldan, de quien era sobrina al mismo tiempo. Está presente en el acto el hermano mayor de la cofradía de Jesús Nazareno, don Diego Francisco Mazuelos Salido y Carvajal.
La túnica era bastante sencilla.
En el Inventario de 1812, se describe así: "túnica de felpa morada más que de mediada con guarnición de encaxe de oro fino y plata, con su falda larga de lo mismo, forrada parte de ella en tafetán doblete morado".
Hoy podemos ampliar la información con un nuevo descubrimiento.
Unos años antes, el día 10 de abril de 1651, ante el escribano Domingo Rodríguez Capote y del vicario doctor don Francisco Muñoz Romero, se presentan don Juan Gil de Padilla, Alguacil Mayor y Hermano Mayor de la cofradía de Jesús Nazareno, don Juan de Paz, don Pedro de Arjona Vega, don Diego Borrallo (Quintano), don Pedro Belmonte (Pamo) y don Francisco (Gil) de Arana y Cristóbal Bueno, "todos hermanos y coadjutores de dicha cofradía y todos juntos unanimes y conformes y a boz de boto y cabildo y aviendo tratado y conferido las cosas tocantes a dicha cofradía... dijeron que, por quanto de presente ay diez ermanos della que quieren haçer una tunica de terciopelo morado carmessi, con su falda, para el santuario de Jesus Naçareno, guarnecida con esterilla de oro de quatro dedos de ancho, con su cinto de la misma esterilla, abrochado con listones del mismo color. La qual an de llevar la dicha falda della los dichos diez hermanos, a quien le tocare por suerte entre ellos, en dos fuentes de plata con la decencia debida. Y los otros ocho a los lados de dichas fuentes, llevándolas en medio con ocho hachas; todos vestidos de naçareno. Echando suertes para llevar dicha falda todos los años entre ellos, eçeto los que los que la ubieren llevado una bez, hasta aber acabado la rueda de todos, continuando de la misma forma en los demás años en la forma referida".
El Cabildo lo aprueba, por lo que se presentan los hermanos de la promesa. Que son Sebastián López, Manuel Álvarez, Diego Álvarez, Francisco Fernández Pedraza, Jerónimo Sánchez, Antonio de Paz, Diego Fernández Páez, Manuel Rodríguez de Lisvoa y Cristóbal Sánchez Cordobés, "todos mercaderes vecinos desta villa por si y por Pedro Fernández del Amo, mercader desta villa".
Todos juntos de mancomún y de un acuerdo, se comprometieron a hacer la dicha túnica y falda y a llevarla en la procesión del Viernes Santo en las dos fuentes, más las ocho hachas a los lados.
Se reservan el derecho a que, por muerte o ausencia, se pueda cambiar la vacante de alguno de ellos. Si no lo hiciere, los otros nueve usarían ese derecho de nombrar a otra persona "decente para servir dicha plaça, dando de limosna para ello cien reales para los gastos de dicha cofradia".
Acabada de hacer la túnica, se haría el primer sorteo. Los dos encargados de llevarla en la procesión se harían cargo de la misma y del cinto de oro. Uno de los dos la tendría en su casa en un arca de dos llaves.
Al final de la procesión del año siguiente, se haría nuevo sorteo y los dos que salieren del mismo se harían cargo del arca con la túnica y el cinto.
Se acuerda que, sin por cualquier circunstancia, se hubiera de hacer alguna otra procesión con el titular, los encargados de la túnica y cinto de oro serán quien lleven las fuentes en la forma prevista "como si fuese en el dia de su procesión principal".
Se obligan a hacer la túnica "a costa de todos y por iguales partes" en el plazo de ocho meses.
Renuncian a cualquier ley o fuero a su favor y aceptan ser apremiados si no cumplieren el presente compromiso.
La cofradía acepta el derecho de los otorgantes "a salir en todas las procesiones y devociones en que assi saliere el dicho santuario de Jessus Naçareno".
Testigos: el licenciado Juan de Góngora, don Bartolomé de Cárdenas y Tomás Muñoz Romero, vecinos de Cabra.
El vicario hace constar que el acuerdo es provisional hasta que el Obispado lo apruebe. Firman los otorgantes que saben escribir. Uno de los testigos firma por los que no saben.
Se trata, por tanto, de una túnica más valiosa. Confeccionada con terciopelo morado carmesí y con unos costosos complementos de oro. Un cinto de esterilla de oro, de cuatro dedos de ancho y una cenefa de la misma esterilla de oro y tamaño.
Un detalle relativamente corriente en estos casos de donaciones de particulares, es que los donantes se reservan el derecho de llevar dos fuentes de plata, en representación de las prendas, escoltándolas durante la procesión, .
Es digno de resaltar, también, el hecho de que los diez donantes son hermanos de la cofradía y tiene el oficio de mercader. Tal vez, un primer intento gremial de participar de forma institucional en las celebraciones semanasanteras egabrenses.
Del documento se deduce que Jesús Nazareno, sobre andas y bajo palio, llevaría la túnica procesional, que luego se custodiaría en la casa de uno de los donantes durante el resto del año.
La túnica de felpa morada serviría para vestir la imagen en su camarín de la iglesia del convento de San Martín.
En el año 1785 el hermano mayor don Josef Ramon Portocarrero donó una túnica nueva al Nazareno, mucho más lujosa y que iba a ser la que sacara en adelante en la procesión del Viernes Santo por la mañana. Se trata de la túnica actual, restaurada en los años 1910 y 1974.
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