|
Reflexiones sobre la fotografía en la Semana Santa de Cabra y el concurso del cartel (y III)
18.02.17 - Escrito por: Mateo Olaya Marín
Por la propia condición de la fotografía, resulta difícil aportar visiones nuevas en la edición anual del cartel. Las propias limitaciones de la fotografía (el hecho de reflejar lo que sucede, ni más ni menos) hacen que el fotógrafo siempre se vea encorsetado entre unos límites que hacen cada vez más complejo impactar visualmente con un trabajo fotográfico.
Máxime en la Semana Santa de hoy día, donde las hermandades en la calle están rodeadas de numerosa contaminación visual, de elementos que restan belleza o equilibro a la fotografía y que enumerarlos sería una tarea prolija. En cambio, la pintura ofrece una libertad y una flexibilidad que sería interesante barajar.
Por ello, si estamos ante un momento en el que el modelo fotográfico sufre un notable desgaste para hacer, de un cartel, un elemento impactante y novedoso, no sería descabellado plantear seriamente la opción de la pintura para esta función. Quizás ha llegado el momento de dar paso también a esta modalidad artística, alternándola con la fotografía o usándola cada cierto tiempo por algún motivo o efeméride en especial. En todo caso, la pintura como medio de expresión para el cartel permitiría que la fotografía no sufriera ese desgaste anual, tras más de tres décadas. Lógicamente, el concurso de fotografía es importante que se mantenga, para seguir fomentando la actividad de los fotógrafos y la relación de éstos con las cofradías. Así, enn el caso de que algún año se optara por pintura, podría seguirse convocando todos los premios (portada librito, cortejo y mejor detalle) salvo el primero, evidentemente.
Soy un firme defensor de la fotografía, por tantísimas cosas que aporta a la difusión de la Semana Santa y sus cofradías. Pero apelo a la interés general para pronunciarme y considerar que la pintura debería ser un elemento a considerar en serio para elaborar el cartel de la Semana Santa de Cabra. ¿Por qué no?. Ya se hizo un intento hace unos años incorporando la modalidad de pintura dentro del concurso, pero en la práctica dos técnicas con tantas diferencias (fotografía y pintura) no pueden convivir en este certamen en igualdad de condiciones. O una cosa, o la otra.
La pintura aportaría una visión totalmente distinta a la Semana Santa de Cabra. Permitiría composiciones nuevas e imposibles en la fotografía. Incluso podría embellecer rincones que en Cabra actualmente están deteriorados por la inevitable modernidad y que fotográficamente no son recomendables. Sería otro prisma, una perspectiva idealizada de la Semana Santa tan contaminada hoy día por elementos que la distorsionan, sin manos alzadas con pantallas de móviles, ni palos selfis, ni señales de tráfico, ni luces extrañas o parásitas del alumbrado, ni cables ni fachadas poco atractivas a la vista, sin paneles luminosos; sin cortejos con cortes, ni personas cruzando cortejos, ni huecos de público en las aceras contemplando los pasos. Ojo, el photoshop mejora una buena fotografía, pero no hace milagros; y nuestra Semana Santa, dejando nuestro amor por la patria chica a un lado, tiene tanto sus elementos fuertes, como sus puntos débiles, como en cualquier localidad. En cambio, la pintura reduciría esos elementos que tan poco nos gustan en ocasiones y que la fotografía no puede eludir, o mejor dicho, tiene muchas limitaciones para hacerlo.
En algunos lugares se opta por este sistema: combinación de pintura y fotografía. No quiero con ello minusvalorar el trabajo fotográfico de los que nos gusta salir a la calle en Semana Santa con una cámara, nada más lejos de la realidad. Al revés, sería beneficioso. La fotografía sufre un desgaste sustancia tras mucho tiempo, que le está perjudicando seriamente y ante esta situación, la pintura pide su sitio porque con sus características y beneficios podría impulsar un escenario distinto en la representación artística de la Semana Santa.
Quien dice pintura, dice también otras técnicas y otros formatos. En resumen, pienso que hay que seguir potenciando la fotografía, que a fin de cuentas es el método gráfico más práctico e interesante para el registro de lo que acontece; y a su vez acoger otras disciplinas artísticas que aportarán ingredientes nuevos a la cartelería de nuestra Semana Santa.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|