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Una triste despedida para el Cristo de Vergara
11.02.18 - Escrito por: Salvador Guzmán Moral
 El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) ha expuesto del 9 al 11 de febrero de 2018, la portentosa imagen del Cristo de la Agonía de la localidad de Vergara (Guipúzcoa) después de su restauración, en la llamada capilla de afuera del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en la antigua Cartuja sevillana.
El Crucificado de Vergara, obra magistral de Juan de Mesa de 1626, llegaba a Sevilla para ser expuesta del 5 de abril al 10 de mayo de 2017, junto a los cristos de los Desamparados de Sevilla de Martínez Montañés y el del Seminario Mayor de Granada de Pablo de Rojas, en una inédita exposición que se celebró en la Iglesia del Carmen del Santo Ángel, con motivo del IV Centenario del crucificado montañesino carmelitano.
Esta recuperación del Cristo vasco fue proyectada por el carmelita Fray Juan Dobado que tuvo la idea de traer a Sevilla al Cristo de la Agonía de Vergara para ser expuesto en el Santo Ángel y después proceder a su restauración. Y por la mente del prior carmelitano sobrevolaba la idea de que, una vez restaurado, el crucificado de Mesa se presentara de nuevo en la iglesia donde hace justo un año estuvo, con un vía crucis para despedirse de la ciudad donde se talló, antes de partir hacia el País Vasco.
Por otra parte, la soprano vasca Ainhoa Arteta, enamorada, como tantos, de la Semana Santa sevillana, visitaba el mes de diciembre del año pasado los talleres de restauración del IAPH y se mostraba sorprendida por el gran parecido del Cristo de Vergara con el Señor del Gran Poder, manifestando públicamente el deseo de que ambas imágenes pudieran encontrarse en un mismo espacio.
El director del IAPH, salía al paso de esta petición y comentaba que haría las gestiones oportunas para que la presentación del Cristo vasco después de su restauración pudiera ser en la basílica del Señor de Sevilla.
Hace casi cuatro siglos, partía de Sevilla hacia el norte un carro tirado por bueyes con la imagen de un crucificado vivo, encargo del contador real Juan Pérez de Irazábal. Desde Sevilla a Guipúzcoa, hasta la localidad de Vergara en la comarca del Alto Deva, a una capilla de la parroquia de San Pedro de Ariznoa, donde ha sobrevivido al paso del tiempo, de los hombres, e incluso del fuego.
Después de casi cuatrocientos años volvía a Sevilla, aquella imagen cristífera que había salido del taller del gran Juan de Mesa, apenas dos años después de que lo hicieran el Gran Poder, el Amor, la Buena Muerte o el Cristo de la Conversión. Una imagen de madurez artística del escultor cordobés, educado en la suavidad de las formas que aprendió de su maestro Martínez Montañés, pero que se adentraba en el expresionismo más barroco.
Y casi un año después de su llegada a Sevilla, el Cristo de la Agonía de Mesa ha sido expuesto y presentado después de su restauración a la ciudad que le vio nacer.
Pero su triste presentación ha tenido lugar en una desangelada y fría capilla desacralizada, con la ausencia de representantes eclesiásticos y cofrades, hasta de los carmelitas, que hicieron posible el regreso de tan emblemática imagen para su restauración, haciéndose cargo de las gestiones e incluso pagando los costes del seguro de su traslado a la capital hispalense.
Ni en el Santo Ángel, ni en el Gran Poder. Ni un vía crucis, ni tan siquiera una oración de gracias; el Señor de la Agonía después de su importante restauración se ha ido de Sevilla, por la puerta de atrás como si de cualquier obra de arte a secas se tratara.
Una triste despedida, para el que muchos ya conocen como "Gran Poder Crucificado"...
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