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Los laicos, fermento del mundo
10.09.14 - Escrito por: Redacción
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha publicado el primero de septiembre, la carta pastoral para el inicio del curso 2014-2105, bajo el título "A tiempos recios, amigos fuertes de Dios". Dentro del año jubilar de Santa Teresa, año de la Vida Consagrada y también para nuestra diócesis del año mariano de la Virgen de la Sierra, la carta tiene una especial atención al papel de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia y en la comunión eclesial en nuestra diócesis.
El obispo se refiere en la introducción a los acontecimientos más destacados que van a tener lugar en este nuevo curso, alentando a trabajar en la viña del Señor con entusiasmo y plena comunión, "con espíritu misionero, saliendo al encuentro de nuestros contemporáneos para ofrecerles la belleza de la vida cristiana y ocupándonos especialmente de los pobres, de los últimos, donde se esconde el Señor y reclama nuestra misericordia".
En la carta, cuyo contenido completo puede descargarse en el enlace que incluimos en esta noticia, el obispo de Córdoba ofrece unas reflexiones "para que las tengáis presentes en la programación de las actividades ordinarias de nuestras parroquias, grupos, colegios, comunidades, cofradías, etc. Se trata de vivir la comunión eclesial en la diócesis y, trabajando cada uno en el campo que le ha sido asignado, no perder de vista la orientación de un camino común en nuestra iglesia diocesana de Córdoba".
En sus apartados, destacan diversos temas como la visita pastoral, que en el caso de Cabra se iniciará a finales de septiembre; la importancia de los seglares, el año de Santa Teresa o los sínodos sobre la familia; el 775º aniversario de la Catedral - antigua mezquita - y el cincuentenario de Cáritas Diocesana, "el rostro amable de la Iglesia de Córdoba".
No falta en el documento una referencia a "los dineros de la Iglesia", que han de ser, según el prelado cordobés "un instrumento para evangelizar, nunca un fin". En este sentido el documento alude a la conciencia de "aprender a vivir de las aportaciones de todos", recordando que el diezmo es una de las instituciones de más larga tradición en la iglesia, desde el Antiguo Testamento, señalando que "aportar la décima parte de mi sueldo para la Iglesia, la décima parte de los ingresos brutos de las parroquias y demás instituciones diocesanas, la décima parte de los ingresos de cada cofradía y hermandad, no es ninguna exageración, sino lo propio de quien se siente hijo/a de la Iglesia".
También se habla de la importante realidad que supone el patrimonio cultural, que está siendo inventariado de manera precisa aprovechando las visitas pastorales, incluyendo tanto los bienes muebles como los inmuebles, así como las instituciones culturales para la evangelización que se han puesto en marcha o se han organizado a través de fundaciones en el conjunto de la diócesis.
En sus últimos párrafos, el obispo hace alusión a la necesidad de sacerdotes en nuestra Diócesis: "la abundancia de seglares, no suprimirá la necesidad de sacerdotes, sino todo lo contrario".
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