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La devoción a Nuestra Señora de la Sierra. Los síndicos (III)
20.11.14 - Escrito por: Redacción / Antonio Ramón Jiménez Montes
En un artículo publicado en 1842 en la revista Semanario Pintoresco Español de Madrid, del que es autor d. Juan Antonio de la Corte y Ruano, se habla de la romería a la Virgen de la Sierra. Nos interesa, en esta serie de artículos sobre la devoción a nuestra patrona, la relación que se hace en dicha publicación sobre los puntos de procedencia de los asistentes. Reseñamos esta relación que, cada año, suele también recogerse en los libros de mandas de la romería de Votos y Promesas.
Junto a los devotos procedentes de Cabra, se relacionan los siguientes lugares: Campos de Priego, Almedinilla, Carcabuey, Castro del Rio, Lucena, Baena, Doña Mencía, Luque, Zuheros, Monturque, Espejo, Rute, Montilla, Benamejí y Aguilar de la Frontera.
Si el siglo XIX nos dejaba esa importante muestra del entorno devocional a la Virgen de la Sierra, hay que destacar también que en varias publicaciones podemos ver el desarrollo de la romería que tenía lugar cada 8 de septiembre en el Santuario con la participación de peregrinos y filiales de otros tantos puntos de la geografía andaluza.
Ya en el siglo XX tiene lugar otro hecho de significada importancia para la devoción mariana en torno a la imagen de Nuestra Señora de la Sierra. Será el papa Pio X, declarado santo por la Iglesia católica, quien en agosto de 1908 firme el decreto pontificio por el que se declara de forma oficial y canónica, el patronazgo que el pueblo de Cabra y tantos devotos venían profesando a la Virgen de la Sierra desde mediados del siglo XVII.
No podemos dejar atrás la labor de los síndicos de la Real Archicofradía que actuaban y venían a ser una especie de delegados de la Matriz en los lugares donde se encontraban devotos de la Divina Serrana. Su misión consistía en recoger donativos y mandas, a la vez que iban llevando por las casas una hornacina itinerante en la que se albergaba la imagen peregrina de la Virgen de la Sierra. Una de estas imágenes de la Celestial Viajera puede verse aún en las dependencias de la Aurora, donde tiene su sede la Real Archicofradía.
Entre los lugares en los que nos consta la existencia de los síndicos de la Virgen de la Sierra, tenemos una referencia en un librito publicado en agosto de 1926. Los datos, referidos a las ofrendas recogidas por los síndicos en 1925, nos hablan de los siguienteslugares: Campos de Cabra, Espejo, Luque, Esparragal, Zagrilla, Las Lagunillas y su campo, Priego, Montemayor, Nueva Carteya, Zuheros, Zamoranos, La Victoria, Fernán Núñez, Carcabuey, Gaena, Algarinejo, Fuente Tójar, Puente Genil y Sierra de Montilla.
Todos estos datos, tomados de manera somera y casi a vuela pluma, nos llevan a poder afirmar que la extensión de la devoción a la Madre de Dios y nuestra, en la imagen venerada de Nuestra Señora de la Sierra, no sólo es bastante amplia sino que, a lo largo de la historia, se ha mantenido y mantiene afianzada en buena parte del territorio de Sur de Córdoba y provincias limítrofes, así como en las hermandades filiales y sus áreas de influencia.
Dejamos para mañana un trabajo realizado por el que fuera profesor del Instituto Aguilar y Eslava, Francisco J. Fernández Segura y que se publicó en La Opinión, en los años setenta, en el que se localizan los principales núcleos de afluencia de devotos al Santuario de la Virgen de la Sierra. Como avance diremos que nos encontramos con devotos de la Reina de la Montaña, en numerosos pueblos y ciudades de la Campiña y Subbética Cordobesas, Jaén, Granada, Sevilla, Cádiz y Málaga.
Continuará.
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