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Parecidos razonables: el Sepulcro de Cabra y el Mausoleo de Halicarnaso
02.11.16 - Escrito por: AR Jiménez Montes
Nos acercamos hoy a uno de los elementos más característicos de nuestra Semana Santa. El Santo Sepulcro que procesiona en la noche del Viernes Santo y que sirve de sepultura argéntea al inerte cuerpo del Cristo Yacente.
Una pieza que ha sido profundamente estudiada y documentada y que, por su fisonomía, nos parece que pueda tener una clara relación con el monumento funerario que sirve de modelo y da nombre a todos ellos: el Mausoleo de Halicarnaso.
El origen de los mausoleos está precisamente en el nombre de Mausolo al que su esposa dedica este monumento funerario. Se trata de un sepulcro que fue concebido por Artemisa II de Caria comenzado a construir durante el reinado de Mausolo y que se terminó alrededor del año 350 a. C.. Una pieza monumental y digna de admiración que no se mantuvo mucho tiempo en pie pero que, por su monumentalidad, se conservó hasta los primeros años del siglo XVI cuando se usaron sus piedras para la reconstrucción de un castillo del lugar.
Los arquitectos fueron Sátiros y Piteos que le dieron forma y sobre la que se asentaron 117 columnas jónicas en dos hileras sosteniendo el techo en forma de pirámide escalonada. Sobre ella colocaron la estatua de una cuadriga con las efigies del rey y la reina. Completaba esta maravilla una colección de figuras y relieves de los mejores escultores griegos de la época.
A pesar de su desaparición, se conservaron numerosas representaciones que, a todas luces, debió conocer el orfebre que diseñó el Santo Sepulcro de Cabra.
Su distribución rectangular rodeada de columnas, su acabado superior en forma de pirámide, el templete que culmina este cerramiento, los estípites de las esquinas o la disposición ascendente de todo el conjunto son elementos que nos llevan a intuir un parecido más que razonable entre el Santo Sepulcro egabrense y el Mausoleo de Halicarnaso.
Las fechas en las que se realiza el sepulcro que conserva la cofradía estarían comprendidas entre 1762 y 1772, a cargo de Bernabé de Oviedo y Pimentel, vecino de la calle Alonso Vélez (actual Alonso Uclés). Oviedo realizó con toda seguridad la "cuna" del sepulcro rodeada de columnas aunque falleció en 1765 por lo que - según el profesor Moreno Hurtado - pudo ser otro platero del que no conocemos su nombre quien terminó la tapa y templete.
Cada 2 de noviembre, la Iglesia celebra la conmemoración de los Fieles Difuntos, ora por los difuntos, aplica sufragios por su eterno descanso e implora la vida eterna puesto que para los cristianos el sepulcro vacío es el testimonio de la Resurrección.
En esta ocasión y coincidiendo también con los trabajos que están llevándose a cabo en el lugar en que estuvo depositado el cuerpo de Cristo muerto en Jerusalén, traemos este parecidos razonables con dos piezas distintas y distantes en el tiempo y en el espacio, cuya influencia podría resultar más que evidente.
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