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SOBRE LA AUTORÍA DEL NAZARENO DEL DULCE NOMBRE DE CABRA
15.03.18 - Escrito por: Redacción
Es habitual en el mundo de las cofradías, la atribución de sus imágenes titulares a los más importantes artistas imagineros con pocos o sin ningún fundamento. Pero en los últimos años, tanto en la historia del arte como en la conservación y restauración del patrimonio artístico se ha avanzado de forma notable en la disposición de recursos técnicos y documentales que permiten, en muchos casos, llevar a cabo atribuciones de imágenes, cuyo autor era desconocido o cuya autoría había sido fijada de forma errónea.
Desde hace años, casi siempre que se ha escrito sobre imaginería pasionista egabrense y últimamente, así aparece en decenas de páginas web de arte cofradiero, se cita al Nazareno del Dulce Nombre de Cabra como obra atribuida a Pablo de Rojas, para ello no se argumenta referencia documental alguna, ni opinión fundada de ningún historiador, a lo sumo se destaca cierto parecido con la obra del maestro alcalaíno.
Como escribe el historiador Manuel García Luque, acertadamente, Pablo de Rojas (1549-1611) fue uno de los protagonistas indiscutibles de la escultura andaluza a caballo entre los siglos XVI y XVII, en el tránsito de lo que historiográficamente se ha venido denominando el arte del Manierismo y el primer Naturalismo barroco. Aunque durante largo tiempo su figura quedó eclipsada por la imponderable categoría de su discípulo y paisano Juan Martínez Montañés, las investigaciones llevadas a cabo desde los años sesenta del pasado siglo han permitido revalorizar al personaje y calibrar su verdadera importancia en la historia del arte andaluz .
Los nazarenos de Pablo de Rojas son imágenes de talla completa y se consideran prototipo de esta iconografía en la imaginería andaluza. A veces, se ha confundido la autoría de estas imágenes con las de otros escultores de la época, como ha ocurrido con los Nazareno de la Sangre de Antequera o el de Archidona, obras probables de Diego de Vega. En cualquier caso, la imagen del Dulce Nombre de Cabra es una imagen que no se podría situar en la órbita de Pablo de Rojas, por numerosas razones documentales y artísticas, pero fundamentalmente porque se sabe, a ciencia cierta quienes fueron sus autores y los detalles de su hechura.
En agosto de 1987, un joven franciscano egabrense regresó a su casa de vacaciones y un amigo, también aficionado a la escultura religiosa, le propuso realizar la imagen de un Cristo Nazareno. Para ello contaban con una desvencijada escultura antigua de la que reutilizaron la base y el cuerpo, y la antigua talla de un San Juan de vestir y peluca, que en los años 60 llegó a acompañar a la Virgen del Socorro tras el Cristo de los Gitanos. De esta última obra utilizaran la cabeza, que ensamblaran en el otro viejo cuerpo, remodelándola, haciéndole una cabellera y barba que no tenía, y todo ello, sin utilizar referente artístico alguno.
Además, el joven fraile tenía en su poder diferentes partes de otras imágenes; concretamente una mano, de muy buena calidad artística y uno pies, que les servirán para adaptarlos al nuevo Nazareno. Y para completar la escultura, a la que le faltaría la otra mano, acudieron al oficio de un escultor sevillano que les talló una nueva siguiendo el estilo de la otra antigua. De esta forma, aquellos amigos, aprendices de imagineros, realizarían una nueva efigie de un Señor abrazado a la cruz, que pasados unos meses se convertiría en imagen sagrada.
Y es que, a finales de diciembre de 1987, cuando el joven fraile de nuevo por Cabra visitara su parroquia, asistió de manera sorpresiva a la bendición de aquella nueva imagen que habían fabricado meses antes y perplejo, escuchó del oficiante, en su breve homilía, que aquel Nazareno por su antigüedad y calidad artística sería una obra atribuible al mismísimo Pablo de Rojas.
Ante aquella aseveración la madre de joven fraile que, también asistía a la misa, interpeló a su hijo diciéndole:
- ¿No es este el Cristo que hicisteis tu amigo y tú? -. A lo que el fraile respondió con una sonrisa.
Todos estos detalles y muchos más sobre la verdadera autoría del Nazareno del Dulce Nombre de Cabra constan en un completo y detallado informe realizado por Fray Guilermo Triano Luna (O.F.M.) del que tiene conocimiento el actual Canciller Secretario General del Obispado de Córdoba, Joaquín Nieva García.
De esta forma, el citado religioso quiere cumplir con el principio evangélico de ser testigo de la verdad y que conste de manera fehaciente, el origen y las circunstancias que rodearon a la hechura de esta imagen sagrada, hoy considerada de notable mérito, pero que, por antigüedad, características artísticas y materiales, nada tiene que ver con la obra de Pablo de Rojas, aunque se siga insistiendo en ello.
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