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El maestro Rodríguez, amigo de más de un miembro de aquella Junta de Gobierno de la Virgen del Socorro, con cuya cofradía le unía muchos lazos afectivos, decide componer una marcha a esta hermosa Dolorosa que, en la postrimera noche del Sábado Santo, pone prácticamente el final, las penúltimas luces de cera, a nuestra Semana Santa. El compositor decide igualmente dedicar la partitura especialmente a Juan Moral, entonces hermano mayor de la cofradía, con la siguiente frase como bien reza en su portada: "Para Juan Moral, alma de la cofradía de esta Titular en Cabra, del autor de esta composición". El propio Juan Moral nos indica con ocasión de este artículo, que el maestro hizo varias copias de la marcha para que la tuviera en su archivo tanto la propia cofradía, como él mismo.
Así, tras décadas de notas abrochadas a la trasera de su manto, "Virgen del Socorro" bien puede ser considerada como la música que nos coloca en la despedida y la nostalgia por una Semana Santa que está cumpliendo sus últimas horas. Con esta marcha, el maestro, entonces director de la Banda de Música de Cabra, pone en pie el telón musical propio del final de la Semana Santa que consume sus últimas horas con el andar cadencioso de la Virgen del Socorro.
La marcha fue estrenada en el pregón de la Semana Santa de 1974 pronunciado un 7 de abril por Francisco Carmona, a la sazón amigo del compositor y hermano de dicha cofradía. Aquel pregón de Paco Carmona resultaría ser, desde el mismo instante de su celebración, una de las exaltaciones históricas pronunciadas en nuestra ciudad, que marcó una época y trascendió durante décadas hasta hoy día, que sigue siendo muy recordado entre los que tuvieron la suerte de presenciarlo. De aquel gran pregón, nació una marcha con la que se identificarían no solo los hermanos de la cofradía, sino el colectivo cofradiero egabrense que durante tanto tiempo la ha escuchado en numerosas ocasiones, llegando a sentirla como propia.
En el número 2.560 de La Opinión de Cabra del 17 de abril de 1974, se hacen eco del estreno de esta marcha dentro de la crónica del pregón: "se inició el acto con la interpretación por la Banda de Música de la marcha "Virgen del Socorro", original del Maestro José Rodríguez, que se estrenaba; y "La Cruz Parroquial" del maestro Moral. El autor y los artistas escucharon cálidos aplausos".
Por entonces la joven hermandad (fundada apenas nueve años antes, en 1965) registraba una importante actividad y estaba sumergida año tras año en estrenos y nuevos proyectos. Aquel grupo de jóvenes cofrades, encabezados por Juan Moral como hermano mayor desde su fundación hasta 1980, reflejaban un gran entusiasmo por construir una hermandad sólida y ocupar un lugar de peso en el seno de la Semana Santa. La estación de penitencia se hacía ya en Sábado Santo y la salida tenía lugar desde la iglesia del Cerro. Aquel año de 1974 estrenaba la cofradía el palio de terciopelo rojo, con fleco, borlas y cordones de oro.
La marcha es una composición sobria, solemne, de sencilla y fácil melodía sobre un ritmo acompasado y regular donde el autor pareciera haber querido encajar exactamente la cadencia del palio que entonces era llevado por fuera a un hombro y que constituiría una estampa singular de la Semana Santa egabrense durante varias décadas.
La introducción, en re mayor, es garbosa y de gran solemnidad. En sus dieciséis compases, con secos y contundentes acordes del metal alternados con breves fraseos de la madera, antecede al primer tema en el que se despliega el primer canto melódico que nos viene a la mente con sólo escuchar la primera nota. En este pasaje principal, de dieciséis compases, la melodía traza un hermoso discurso muy reconocible de hermosa inspiración, que se repite para dar lugar con posterioridad a la aparición de un segundo tema en fuerte también de dieciséis conpases, a modo de fuerte de bajos, donde los metales destacan por encima de otros planos sonoros.
Seguidamente, a través de cuatro compases de transición, se desemboca en el inconfundible trío final, en el que nuevamente el autor distribuye los instrumentos y diseña la música de una forma parecida al primer tema, con una sucesión de tresillos de corchea que conducirán hasta un final reposado y tranquilo, extinguiéndose en el acorde de re mayor, en contraposición al carácter inicial de la composición, en un triste y melancólico re menor.
La estructura de la marcha se encaja en un esquema clásico usado por muchos compositores de la historia, de cuya inspiración el maestro claramente bebió para trazar esta composición. Así, la estructura o forma de la marcha puede resumirse de la siguiente manera: Introducción ? tema A/A" ? tema B ? tema C/C". Rodríguez distribuye los compases en todos sus temas de una forma exactamente simétrica, donde cada pasaje contiene dieciséis compases y en el caso del tema A y el tema C (trío final) se repite cada uno de ellos.
Se tiene constancia de una versión realizada al alimón por el maestro José Rodríguez y Sebastián Valero (importante músico de banda, de amplia trayectoria en Aguilar de la Frontera). Ambos coincidieron en el tiempo durante muchos años, dirigiendo las bandas municipales de Cabra y Aguilar de la Frontera respectivamente. Esta curiosa versión, parece conservar el sello y diseño melódico de la obra original, y en cambio presenta modificaciones en el entramado armónico y contrapuntístico.
La marcha tiene tres grabaciones realizadas. La primera en 1988, a través del primer, valga la redundancia, trabajo en estudio de grabación de la banda de música de Cabra, con una cinta en la que se recogieron los tradicionales pasacalles, varias marchas del maestro y algunas composiciones clásicas del repertorio. El segundo registro sonoro se publicó en 1992, en la doble cinta que grabó la banda de música egabrense con marchas egabrenses y sevillanas. Y finalmente en 1996 con el disco que se publicó en homenaje al maestro Rodríguez, fallecido el año anterior.
Nos encontramos ante una de las marchas más identificativas de la Semana Santa egabrense, donde su belleza y encanto reside precisamente en la enorme sencillez de su música, clara y directa al oído con un cariz elegente y solemne en todos sus compases. La vida de esta composición continúa y se enfrenta en este cincuentenario al estreno de una versión muy interesante y singular que tendrá lugar en Cabra dentro de pocos días en las II Jornadas de "Cabra Santa Semana" dedicadas a la música de la Semana Santa.
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