| 
   | 
  
 Los cofrades buscan a Dios 
05.04.20 - Escrito por: Antonio Salido Bravo  
 En el año 2006, el recordado cofrade Antonio Salido Bravo (q.e.p.d.) colaborador incansable de La Opinión y gran semanantero, nos dejaba una publicación "Jesús Preso y los romanos", en la que encontramos datos sobre las cofradías del Preso y el Santo Sepulcro. Además, entre las páginas del libro, nos deja algunas reflexiones que, en esta Semana Santa sin procesiones, queremos compartir.  
 
El cofrade ha de mirar a la cofradía con los ojos de la fe, ha de saber sus derechos y obligaciones, más aún sus deberes. El cofrade que sienta de verdad el amor e inquietud hacia las cofradías, en particular la suya, ha de dar testimonio permanente con sus acciones y vivencias, no solamente durante los desfiles procesionales sino durante todo el año. Es decir, siempre.  
 
Ha de procurar sembrar una semilla que sirva de catequesis para los demás. Ha de procurar propagar y adentrarse profundamente en la Pasión de Cristo a través de los Evangelios, porque si un cofrade no conoce a Jesús de Nazaret y sólo pertenece a una cofradía para salir de capuchón, poco fruto se puede recoger de sus testimonios como cofrade. Ignorará todo el misterio que rodea la Redención de Jesús y jamás podrá comprender que se hizo hombre para morir y resucitar por todos los hombres. Blancos y negros. La bandera de Cristo tiene un solo color que se llama amor.  
El cofrade, el hombre de la Semana Santa ha de buscar a Cristo y verlo en todas las cosas. Me atrevo, cofrades, a hacer una descripción con los sencillos versos que a continuación describo: 
 
Cofrade de la Pasión 
Que con fe buscas a Dios 
Búscalo en la caridad  
En la verdad y el amor.  
 
Búscalo en todos los pobres 
Con la mayor ansiedad 
Búscalo en las injusticias 
Donde te lo encontrarás. 
 
Búscalo en tu mismo pueblo 
En las almas apenadas,  
En las conciencias que lloran 
Y en las que no creen en nada.  
 
Búscalo siempre en la cruz 
Que a todos suele prestar 
En lo bueno o en lo malo 
O en la larga enfermedad. 
 
Búscalo en las saetas 
Que a Él le suelen cantar 
Son poemas hechos rezos 
Para su muerte aliviar. 
 
Búscalo crucificado 
Con la cabeza inclinada 
En la herida del costado 
O en su sangre derramada. 
 
Búscalo en el pecado 
Contrito y arrepentido 
En callejuelas estrechas 
O en el calvario caído. 
 
Búscalo, búscalo siempre 
Pues tú sabes dónde está 
En las flores pequeñitas 
En una iglesia chiquita  
O en la mayor catedral.  
 
   | 
  
   | 
  
   | 
  
   | 
  
 
   | 
  
   |