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En la celebración de la Eucaristía, con el templo parroquial repleto, se vivieron momentos llenos de emoción cuando la Agrupación de Cofradías y la hermandad filial de Nueva Carteya, entregaban recuerdos de esta histórica visita de la Virgen de la Sierra. También el Ayuntamiento de la localidad, en la persona de su alcalde, presente en el acto y que intervino a la finalización de la misa, entregaba un recuerdo a la Archicofradía de nuestra Patrona. Vivas, cantos y aclamaciones que el hermano mayor de la filial se encargó de recoger en unas sentidas palabras de gratitud y con la alegría de ver cumplido un sueño que parecía - dijo - nunca iba a poder cumplirse. Pero la Virgen de la Sierra estuvo en Nueva Carteya, haciendo disfrutar a los numerosos devotos que tiene allí y que están integrados desde finales del siglo XX en la hermandad filial. Las cofradías que acompañaron en todo momento esta presencia, quisieron entregar sus medallas a la Virgen que las llevó durante toda la jornada en sus andas.
Si la bienvenida fue calurosa, no menos la despedida, sabiendo que se estaba terminando un momento lleno de dicha y que quedará para los anales de la historia de la devoción a la Divina Serrana y para la propia localidad de Nueva Carteya.
Y de allí a Espejo, atalaya de la Campiña Cordobesa, desde donde se divisa una perspectiva preciosa de las Sierras Subbéticas, destacando la silueta del Picacho de la Virgen de la Sierra. Y cuando llegó al Paseo, nuevamente muestras de devoción sincera y cariño espontáneo, con las cofradías y otras instituciones religiosas como la Adoración Nocturna femenina, que iban representadas con banderas y estandartes y un buen número de hermanos. El recibimiento por parte del párroco tuvo lugar con toda solemnidad ante la Iglesia de Santa Teresa, del antiguo convento de Carmelitas Descalzos, que estaba totalmente engalanda, como buena parte de balcones y calles, con banderas de la Virgen de la Sierra, flores y altares en honor de tan venerada imagen. Allí los buenos amigos de Espejo que cada año dedicaban sentidas aclamaciones en la explanada de Góngora en la Bajada de la Virgen de la Sierra, interpretaron unas sevillanas dedicadas a la Virgen que emocionaron a cuántas personas se habían congregado en este lugar.
Al llegar a la plaza del Ayuntamiento, el alcalde de Espejo, Florentino Santos y miembros de la Corporación municipal se incorporaron al cortejo que acompañó a la Virgen hasta la parroquia de San Bartolomé donde se celebró una emocionante eucaristía con cantos alusivos a la Virgen de la Sierra y a la devoción de los espejeños hacia esta venerada imagen de Nuestra Señora. En el transcurso de la celebración, la imagen de la Virgen de la Sierra, lo mismo que había ocurrido en la jornada anterior, recibía la medalla del municipio de Espejo que le entregó el alcalde y otros presentes, así como medallas de las diversas cofradías que la acompañaron durante su estancia entre ellos. Como dato curioso un grupo de niños de la cofradía de la Pollinita de Espejo habían encargado unas estampas de la Virgen de la Sierra como recuerdo de esta histórica jornada y el coro que cantó en la misa, interpretó canciones en las que no faltaron alusiones a la Divina Serrana y a la devoción espejeña por nuestra Patrona.
Con las alforjas cargadas de devoción, cariño y fervor sincero, la imagen peregrina de María de la Sierra Coronada, se encaminaba hacia la capital cordobesa donde llegó a la Plaza de Santa Teresa, para alojarse en la parroquia de San José y Espíritu Santo, en el barrio del Campo de la Verdad. Un templo -en el que estuvo la doctora Santa Teresa de Jesús. y que en esta jornada sirvió para que la Real Archicofradía dispusiera lo necesario para entronizar a la Virgen en sus andas de viaje y vestirla con el manto carmesí bordado en oro, dispuesta para su entrada triunfal en Córdoba.
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FOTO: A.R.J.M.
