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3 saetas inéditas de Manuel Ruiz Madueño
22.03.18 - Escrito por: Antonio Suárez Cabello
El día anterior, al mediodía, en nuestra hora altruista de labor archivística, surgió el nombre del poeta Manuel Ruiz Madueño. Al día siguiente, con los sonidos del Ángelus, ella (prefiere el anonimato) me entregó un sobre abierto invitándome a que viera su contenido.
Mi sorpresa fue enorme. Tenía entre mis manos tres hojitas de bloc de notas y en cada una de ellas una saeta manuscrita de Ruiz Madueño. Estaba, pues, ante unos inéditos del poeta que conserva su familia. Como el lugar de la conversación lo permitía, no tardé en pedir permiso y pasar aquellos versos por el escáner. Después de una comentada lectura, cargada de anécdotas, los poemas volvieron al interior del misterioso sobre. La gratitud fue enorme. Creo que no están publicados, y por ello trato de darlos a conocer.
SAETA
La mejor de mis poesías,
mi mejor sueño dorado,
es para las Cofradías,
que le dan los buenos días
al Señor Resucitado.
Madueño
Florián Valentín lo consideraba un gran poeta, un poeta excelente, pero... su modo de vida, en los últimos años, se apartaba de las normas de convivencia social: "quiere vivir una vida de bohemio extravagante que no encaja en la realidad del momento". Estamos hablando sobre los años de 1980. Madueño transitaba por su etapa vital más complicada. Había dejado la profesión de taxista en Madrid.
Este hombre, que pasa ya la frontera de los sesenta, decía Florián, "que tiene una amplia producción poética; que tiene grabados discos; que tiene registradas canciones; que en ocasiones, ya muy escasas, cobra liquidaciones de la Sociedad de Autores, lo tenemos vagando por las calles de Cabra desparramando su obra por bares y tabernas". Madueño regalaba versos a quien se cruzaba en su camino, principalmente a cambio de nada. A este contexto pertenecen los poemas que presentamos, y son testimonio de aquellos días de zozobra que le llevaron a ser internado en un siquiátrico de la capital para pasar más tarde a una residencia en Sevilla, donde murió en 1982. Diez años después, sus restos, antes de ir al osario común, fueron traslados a Cabra, donde reposan en el cementerio San José.
Las otras dos saetas, firmadas como El Córdoba, reflejan una crítica social y dejan huellas de versos construidos sobre la marcha y creados con una gran capacidad improvisadora.
SAETA
Que ya está bien con la broma.
Hoy por la Resurrección
-todo perfume y aroma-
a sacar de la prisión
el que vale como el de Roma.
El Cordobés
SAETA
"Pa" poeta el Cordobés.
"Pa" cantaor el Paleto.
Que lo sepan de una vez
desde Carmona al Coleto,
de Cuevas a Pallarés.
El Cordobés
Manuel Ruiz Madueño presumía de haber nacido en Cabra en la misma casa donde nació D. Juan Valera, autor de Pepita Jiménez. Consideraba que vino al mundo poeta y que su primer sollozo fue un endecasílabo; aunque, en verdad, fue en el octosílabo donde se consagró como un maestro. Sus romances encontraron siempre, en las ocho sílabas, la rima fácil y popular que le caracteriza.
Tres saetas originales que damos a conocer en unas fechas muy propicias, en las que el recuerdo nos lleva a sus poemas "Visión lírica de la Semana Santa egabrense" y "La perra gorda".
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