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La vida y la muerte en Mora. El Cristo de las Angustias de Cabra.
09.04.14 - Escrito por: Antonio R Jiménez Montes
Una de las imágenes más espléndidas de nuestra escultura religiosa es la del Cristo yacente de Nuestra Señora de las Angustias. Al estar acostumbrados a verla y venerarla, puede que en ocasiones pase inadvertida y merece la pena detenerse en su contemplación y admirarla. Es una muestra de la belleza que nuestros más afamados escultores del Barroco granadino, buscaban en sus obras y a buen seguro que fuera quien fuera su autor, lo consiguió plasmando belleza, emoción y religiosidad.
Hubo quien, como decía el profesor Sánchez Mesa en su prólogo a la reedición de la obra José de Mora, de Antonio Gallego Burín (Univ. Granada, colección ARCHIVIUM, 1988), estas obras "por su condición de policromadas, recibieron los más feroces ataques e improperios de los continuadores de los teóricos neoclásicos, considerándolas como exageradas concesiones al realismo popular" razón por la que sufrieron menosprecio o poca importancia.
Pasado el siglo XIX, se produjo una revalorización de "nuestro arte culto y popular, plástico y polícromo" a través de una serie de trabajos sobre la escultura policromada de los Maestros españoles, destacando los realizados en el primer cuarto del siglo XX sobre el Barroco granadino y sus figuras más destacadas.
Así "nuestra castiza imaginería, tan profundamente enraizada en la religiosidad popular y de tan altos valores plásticos y de contenido" alcanza la consideración de ser calificada como "humanización del arte" para su popular comprensión.
Y es ahí donde radica la importancia de nuestra escultura procesional. A fuerza de verla, siempre se nos olvida que una de las señas de identidad y de los más destacados valores de la Semana Santa de Cabra es, entre otros, la imaginería y las artes cofrades que, de todos los tiempos, tienen nuestras cofradías y pueden contemplarse en templos y procesiones.
El Cristo de las Angustias es, decía, una de las más destacadas, sino la que más. Y no solo por su belleza, proporciones, conservación, trazas y policromía, que ya son más que destacados. No solo por lo que transmite y por servir de instrumento para encauzar la fe y devoción de sus cofrades y de todo el pueblo de Cabra. Sino y sobre todo, por la historia que hay tras esta imagen junto a la Virgen de las Angustias, por el arte que se esconde en ambas, por la tradición de siglos que atesora y por la religiosidad que refleja tan tremenda representación de la muerte de Cristo o como a mi me gusta decir, de la muerte de Cristo muerto.
Hoy nos acercamos a esta imagen y la comparamos con la del Jesús del Rescate de la parroquia de la Magdalena de Granada, establecida en el Monasterio del Corpus Christi de la ciudad de Granada, de religiosas Agustinas recoletas. Uno de los conventos granadinos de los que partieron las monjas fundadoras de la clausura agustina de Cabra y que fueron las que trajeron a Cabra en su viaje fundacional, allá por el año 1697, este grupo escultórico de las Angustias, uno de los máximos exponentes del Barroco granadino que descuella entre la producción escultórica de toda Andalucía.
Sus historias materiales son sumamente interesantes y las devocionales aún más. Contemplando las imágenes del Cristo yacente de la Virgen de las Angustias, de Cabra y del Jesús del Rescate, de Granada, podemos decir que vemos el contrapunto de Mora ofreciéndonos en ellas, de manera extraordinaria, la vida y la muerte del Redentor. Una y otra se enmarcan en la obra no firmada ni documentada pero que tantos matices permiten llevarnos a compararlas y ver en ellas la similitud que tiene, exponente de la calidad de ambas, realizadas en la segunda mitad del siglo XVII; de su origen granadino, de su posible misma autoría y, finalmente, de un parecido razonable que en esta última semana de Cuaresma queremos mostrarles en La Opinión Cofrade.
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