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Santo Tomás de Villanueva
10.10.17 - Escrito por: Redacción / @anrajimo
 Nos acercamos hoy a la figura de un santo que lleva como apellido el de su localidad de nacimiento y que tiene una estrecha relación con nuestra ciudad a través del monasterio de Agustinas Recoletas.
Santo Tomás de Villanueva, nació en Fuenllana si bien su familia vivía en la localidad de Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real en los últimos meses del año 1486, de la que tomó su nombre. Aunque hizo estudios de artes y teología en el Colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares, ingresó en la Orden de los Agustinos de Salamanca (1516) y en 1518 fue ordenado sacerdote; en esta orden ocupó los cargos de prior conventual, visitador general y prior provincial de Andalucía y Castilla. También fue profesor de la universidad y consejero y confesor de Carlos I de España. Precisamente el emperador quiso hacerlo arzobispo de Granada lo que el agustino nunca aceptó. No pudo negarse a serlo de Valencia donde ejerció su ministerio con ayuda de un obispo auxiliar y realizando una gran labor pastoral.
Gozó de gran fama por su gran austeridad personal - dicen que desde niño solía dar su ropa a los más necesitados y que incluso llegó a vender el jergón donde dormía para dar el dinero a los pobres- y por su ejercicio continuo e infatigable de la caridad, especialmente con los huérfanos, con las doncellas pobres y sin dote y con los enfermos. Poseía, sin embargo, una concepción inteligente de la piedad, de forma que, aunque era muy limosnero, procuraba solucionar definitiva y estructuralmente la pobreza mediante la redención activa de la misma, dando trabajo a los pobres, y así hacía fructificar sus limosnas; al respecto escribió: «La limosna no sólo es dar, sino sacar de la necesidad al que la padece y librarla de ella cuando fuere posible».
Compuso bellos sermones, entre los que destaca Sermón del amor de Dios, una de las grandes manifestaciones de la oratoria sagrada del XVI. Tuvo, en efecto, una gran fama de predicador, en un estilo sobrio y sencillo. Carlos I de España y V de Alemania, al oírle predicar, exclamó: «Este monseñor conmueve hasta las piedras», y provocaba sonoras conversiones. Algunos de sus sermones arremeten contra la crueldad de la fiesta de los toros. Tuvo asimismo una gran devoción por la Virgen María, cuyo corazón comparó a la zarza ardiente, que nunca se consumía. Es autor de varios opúsculos, dentro de los que se incluye el Soliloquio entre Dios y el alma, en torno a la comunión.
Falleció por una angina de pecho en 1555 a los sesenta y seis años. Fue canonizado el 1 de noviembre de 1658, siendo uno de los tres santos, todos españoles, canonizados durante el pontificado del papa Alejandro VII.
Francisco de Quevedo escribió una biografía suya, Epítome a la historia de la vida ejemplar y gloriosa muerte del bienaventurado fray Tomás de Villanueva.
Se distinguió por su don de consejo. Antes de dar una respuesta sobre cualquier asunto grave que le encomendaban, solía decir: Diremos misa sobre ello y Dios nos alumbrará. En la actualidad se prepara el proceso por el que la santa Sede podría declararlo como Doctor de la Iglesia.
SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA Y LAS AGUSTINAS DE CABRA
En el retablo de la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, del monasterio de las Agustinas Recoletas de Cabra, podemos ver una imagen de Santo Tomás de Villanueva que se venera en una de las hornacinas laterales (la de la sacristía) al lado del tabernáculo eucarístico bajo la Virgen de las Angustias. Al otro lado del retablo en la hornaciana cercana al coro de las monjas, está la imagen de María Magdalena penitente. Se trata de una imagen en la que el santo viste el hábito agustino y está arrodillado sobre una nube lo que da idea de glorificación y santidad. Esta postura es semejante a la que tiene la Magdalena que empareja su posición iconográfica. Entre los elementos que identifican su condición, además del hábito y correa agustina, podemos ver a sus pies la mitra, en su mano el báculo y en el pecho el palio que representan su dignidad episcopal como arzobispo.
Según consta en los documentos que conserva el monasterio, la imagen se colocó en el retablo mayor el día 13 de marzo de 1761 y la imagen se atribuye según el manuscrito de hechos notables de las Agustinas, al "escultor de la ziudad de Lucena Pedro de Mena", como recoge en su libro el profesor Antonio Moreno Hurtado.
Entre las curiosidades que vinculan también al santo con la comunidad agustina egabrense se sitúa el origen de las primeras religiosas que llegan desde Granada a Cabra en el año 1697. En efecto consta la salida de la ciudad de la Alhambra de seis agustinas: "tres del convento del Corpus Christi y tres de convento de Santo Tomás de Villanueva". Y así, en aquel mes de noviembre de 1697 las religiosas madre Andrea del Santísimo Sacramento, por subpriora; madre Laura de Santa María, por tornera y madre Cecilia de Santa Teresa, por provisora, fueron las tres "tomasas" (así conocidas las agustinas del Albaicín granadino) procedentes del convento de Santo Tomás de Villanueva de Granada.
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